lunes, 31 de octubre de 2016

Soldados de Salamina

TÍTULO: Soldados de Salamina
AUTOR: Javier Cercas

         Tercera novela de Javier Cercas, tiene como tema central el fusilamiento de Rafael Sánchez Mazas. El título “Soldados de Salamina” viene del interés que su personaje principal mostró reiteradamente por dicha batalla en la que los griegos al mando de Temístocles vencieron al imperio persa capitaneados por Jerjes I en un singular combate naval. Salvaron así su nación y con ello la democracia y la civilización que hoy conocemos como occidental. Quizás el autor ha querido ver un cierto paralelismo entre ambos episodios al destacarse aquí la capacidad de defensa, de perdón y conciliación que aún queda al ser humano.
Dividida en tres partes, la primera parece que la reescribió hasta diez veces y en ella se narra cómo surge su atención por el tema a raíz de unas charlas que Sánchez Ferlosio (hijo de Sánchez Mazas) viene a dar a la Universidad de Gerona en el verano de 1994 y ya en el otoño de ese mismo año comienza a interesarse vivamente por el tema escribiendo algún artículo para la prensa donde lo menciona. Será en 1999 cuando deja Barcelona y regresa a Gerona con su familia cuando se pone a ello tras una crisis literaria y depresiva. Sabe que la Guerra Civil  española es algo muy presente todavía en la sociedad española. No quiere escribir en concreto acerca de Sánchez Mazas sino de lo que mueve y piensa aquel miliciano en el momento de decidir no disparar y así salvarle la vida. Es en esta primera parte en la que esboza el trabajo previo para escribir la novela: entrevistas, consultas, motivación…
En la segunda, entra más de lleno en el personaje, en su ideario político que tras siete años de corresponsal en Italia le hicieron convertirse al fascismo. No en vano será el principal ideólogo de Falange Española junto con José Antonio.
En Bilbao junto con Ramón de Basterra y otros, perteneció a la Escuela Romana del Pirineo y colaboró en la revista Hermes. De corresponsal en la guerra de Marruecos, traba honda amistad con Indalecio Prieto aunque militaran en bandos distintos. Al comienzo de la guerra pasó más de un año refugiado en la embajada de Chile en Madrid. Cuando finalmente intenta salir hacia Francia, lo detienen en Barcelona. De allí pasa al santuario del Collet por la zona de  Banyoles, convertido en prisión y de allí lo sacan junto a otros para fusilarlos cuando las tropas nacionales pisan los talones a los republicanos. Consigue escapar al no ser herido de muerte. Pasa un tiempo con los que él llama “los amigos del bosque” hasta pasar con los suyos que le homenajean en Zaragoza tras su liberación.
El gobierno de Franco le nombra ministro sin cartera en el que apenas duró un año. Las razones habría que buscarlas en la inquina entre él y Serrano Súñer, las ausencias injustificadas a las reuniones y que Franco se aburría con sus eruditas disquisiciones. Durante los años cuarenta y cincuenta fue un silencioso opositor al régimen; despreciaba la mediocridad que había impuesto a la vida española, pero no se sentía incómodo en él y tampoco lamentaba haber encendido una guerra que arrasó una república legítima, según opinión del autor.
En la tercera parte es de destacar la búsqueda del que cree es el soldado que le perdona la vida cuando perseguido por el bosque le mira y decide no delatarlo.
_¿Está por ahí?
_Por aquí no hay nadie.
La pregunta inicial que se hizo Cercas y sobre la cual gira la novela es qué habrá pensado el miliciano en el momento de elegir no disparar y así salvarle la vida a Sánchez Mazas.

            El quiebro final lo pone un supuesto encuentro con el escritor chileno Bolaños que le encamina a la búsqueda de un tal Miralles  que conoció en su día y que por todos los indicios pudiera ser aquel soldado republicano que ahora vive en una ciudad francesa acabando sus días en una residencia de ancianos. Fuera o no cierto, la entrevista que mantiene con él es entrañable pero y ¿sincera?..., no lo sabremos. El autor no despeja la incógnita.
            El tema de esta novela ha sido llevado al cine por Fernando Trueba.



No hay comentarios:

Publicar un comentario